En el contexto actual de creciente complejidad regulatoria y expectativas sociales más exigentes, la debida diligencia se ha consolidado como un pilar fundamental dentro de los sistemas de cumplimiento normativo. No se trata únicamente de un conjunto de procedimientos orientados a cumplir con requisitos legales, sino de una herramienta estratégica para la gestión de riesgos y una manifestación concreta del compromiso ético y social de las organizaciones.
La debida diligencia, entendida como el proceso mediante el cual una entidad evalúa a sus contrapartes, ya sean clientes, proveedores, socios o intermediarios, permite anticiparse a posibles riesgos que podrían derivar en consecuencias legales, financieras o reputacionales. Su aplicación rigurosa es clave para prevenir el involucramiento en prácticas ilícitas, como la corrupción, el fraude, el lavado de activos o la financiación del terrorismo, y garantiza la sostenibilidad de las relaciones comerciales a largo plazo.
Este proceso debe ser integral, abarcando diversas dimensiones como los aspectos financieros, legales, operativos, reputacionales y los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Esto implica evaluar la solidez financiera de los socios comerciales, su cumplimiento legal, su capacidad operativa, su imagen pública y su compromiso con la sostenibilidad y la ética. La evaluación de prácticas laborales, el respeto a los derechos humanos, el impacto ambiental y las estructuras de gobernanza forma parte del nuevo estándar internacional de debida diligencia responsable.
En el caso ecuatoriano, la Ley Orgánica de Prevención, Detección y Erradicación del Lavado de Activos establece la obligación expresa de conocer y monitorear a los sujetos con los que se mantienen relaciones comerciales, especialmente en sectores de alto riesgo. Esta normativa se complementa con otras disposiciones aplicables, como aquellas vinculadas al combate de la corrupción y al cumplimiento de estándares internacionales de transparencia y buenas prácticas empresariales.
La implementación de modelos de debida diligencia no solo tiene como finalidad evitar sanciones o cumplir con requisitos regulatorios; también es una expresión tangible del “tono desde la cima” o tone at the top, donde la alta dirección asume un rol activo en la promoción de una cultura organizacional basada en la ética, la integridad y el respeto por los derechos fundamentales.
En Dentons Paz Horowitz, tenemos amplia experiencia en el diseño, implementación y auditoría de sistemas de cumplimiento y esquemas de debida diligencia, adaptados a los riesgos regulatorios, operativos y reputacionales de cada sector. Nuestro enfoque estratégico e interdisciplinario permite a las organizaciones reducir riesgos, fortalecer la gobernanza corporativa y construir relaciones comerciales sostenibles, en coherencia con los principios de responsabilidad empresarial. Estamos preparados para ejecutar procesos de debida diligencia sobre clientes, proveedores y personal, conforme a los estándares normativos nacionales e internacionales.
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